Treinta por treinta
Estas últimas semanas el frío y la cierzera van cediendo tímidamente, resistiéndose, el espacio que hasta ahora han ocupado a los días luminosos propios de las vísperas de la primavera. Ahí fuera, y aquí adentro, todo espera la fuerza de la vida.
Cada día vigilo la noguera. En cuanto tenga hojas suficientes para protegernos del sol mientras comemos, saldré a pescar unas sepias y prepararé una paella para Pepe Melero y su familia.
Ayer se presentó Calanda. El silencio de los tambores, un libro monumento de esos que hace Pedro Rújula. Yo ya había leído Calanda y Paco Ibáñez. Como hoy es un día muy especial para mí, le he pedido a Pepe que me permita regalarles esta lectura cargada de erudición, de amor por un país y por sus gentes. Un texto breve que Pepe Melero escribió rodeado de los treinta mil libros que dan calor a su casa una de las primeras tardes del último otoño. Un texto breve que, en realidad, Pepe Melero ha escrito, palabra a palabra, durante los últimos treinta años.
Cada día vigilo la noguera. En cuanto tenga hojas suficientes para protegernos del sol mientras comemos, saldré a pescar unas sepias y prepararé una paella para Pepe Melero y su familia.
Ayer se presentó Calanda. El silencio de los tambores, un libro monumento de esos que hace Pedro Rújula. Yo ya había leído Calanda y Paco Ibáñez. Como hoy es un día muy especial para mí, le he pedido a Pepe que me permita regalarles esta lectura cargada de erudición, de amor por un país y por sus gentes. Un texto breve que Pepe Melero escribió rodeado de los treinta mil libros que dan calor a su casa una de las primeras tardes del último otoño. Un texto breve que, en realidad, Pepe Melero ha escrito, palabra a palabra, durante los últimos treinta años.
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Victoriño -