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el vuelo de la mariposa

Los brazos de la Venus de Milo

Los brazos de la Venus de Milo Hace un tiempo, antes de encontrarme en este estado, yo, a veces, trabajaba.

Y tenía además suerte. Por eso recuperé un semanario pedagógico que se editaba en Zaragoza y del que no teníamos muchas referencias (de su tercera época). Localicé a Enrique González, el último propietario de la librería La Educación y resultó que tenía en su casa la colección completa de la revista La Educación (1915-1936). Ahora esta publicación está a disposición de todos en la Biblioteca General Universitaria. Después leí la entrevista que a principios de los ochenta le hacía Jesús Jiménez en Andalán al pedagogo aragonés Santiago Hernández Ruiz. En aquella entrevista Hernández Ruiz le comentaba a mi amigo Jesús que tenía sus memorias prácticamente concluídas. No paré hasta que el hijo de Santiago Hernández me envió las memorias de su padre -Una vida española del siglo XX. Memorias(1901-1988)-, que finalmente editó el ICE. Unos años más tarde leí Mi diario, el hermoso testimonio de María Sánchez Arbós y pensé que deberíamos localizar a los hijos de esta maestra para reeditar este libro del que sólo se había hecho cien ejemplares en México en 1961. Después de casi tres años de gestiones, Herminio Lafoz consiguió que la Consejería de Educación del Gobierno de Aragón patrocinara una generosa edición del diario de María Sánchez Arbós.

Todos estos trabajos, y otros empeños que duermen el sueño de los proyectos muertos, los he comentado con Eloy Fernández Clemente. Cada vez que le llamaba para decirle que había encontrado tales o cuales cosas, él siempre me decía que, un día, alguien encontrará los brazos de la Venus de Milo.

Pues bien, escribo todo esto para decir que alguien algún día encontrará las obras de Ramón Acín que hoy todavía están perdidas, secuestras, olvidadas o sepultadas por el olvido. Creo, de verdad, que será así. Y no sólo lo creo. Como diría Pepe Melero, quiero que así sea.

3 comentarios

víctor -

y nos acercaremos a los puestos del rastro, a los tenderetes de la plaza san Bruno y a los escaparates de los anticuarios como si el destino quisiera poner ante nuestro ojos un boceto, un apunte o un dibujo del gran Ramón Acín. ¡Vamos!

-gracias, Mari, por querer venir ; )

Marisancho -

Venga: ¿por dónde empezamos? Hablemos con Concha Lomba, con Sonia Torres, con Francisco Carrasquer... Y unas pistas nos llevarán a otras. ¡Vamos!

R. -

Ojalá sea como dices y como quieres, Víctor.